domingo, 1 de maio de 2011

una visita especial

Hace una hora que he llegado a casa, y después de ponerme el pijamita y comerme un gran tazón de arroz con leche de mamá me dispongo a escribir mi día de hoy. Aunque quizás es mejor poneros en antecedentes. Tengo una amiga en Madrid que iba conociendo mi historia y a la par sabía la de otra persona, y se dío cuenta que parecían historias paralelas. Un día decidió hablarle de mi blog, y como una cosa lleva a la otra, acabamos hablando, bueno vale, escribiendo.
Cuando supe de esta persona, estaba esperando un corazón, hoy es una persona con un nuevo corazón, y la fui a visitar y conocer, y ha sido muy bonito.
Después de recogerme mis amigas en la estación de tren de A Coruña, buscamos el hospital y cuando por fin llegamos a el, yo seguía tranquila. Entramos, buscamos la habitación y como la acaban de fregar nos informaron de que tenímos que esperar a que secase, a la par de que teníamos que poner una mascarilla y unos guantes. Yo seguía pasmosamente tranquila. Llegó el momento en que podíamos entrar, y supimos que solo dos personas. Era lógico que entrasen primero ellas, son sus amigas y venía de conducir muchos kilómetros y horas. Me tocaba esparar un rato, y seguía tranquila. Pasaron los minutos, vi llegar a dos personas que se acercaban a la habitación, supuse acertadamente que eran familiares, les informé que ya había gente dentro. Salió una de mis amigas, los saludó y me acerqué, creo que en ese momento descubrieron que veníamos tres. 
Ya me disponía a entrar yo, como si llegase mi turno. El protocolo exigía nueva mascarilla y guantes, en el momento que me disponía a entrar salió mi otra amiga, así que cuando pasara estaría sola. En ese momento, mientras ajustaba el segundo guante a mi mano izquierda y abría la puerta, la emoción acudió a mí. Las manos se volvieron más frágiles, casi se había decidido a temblar y un pequeño nudo comenzó a subir hacia mi garganta, pero un efusivo "Hola Moka", me hizo ver al otro lado de la habitación una persona con una gran sonrisa y unos ojos claros que sonreían mucho más. Comenzamos ha charlar, de una forma como si nos hubiésemos conocido de toda la vida. Sabíamos que parte de nuestras vidas había sido similares sin saber realmente la nuestras historias. Como si hubiese una conexión mutua, como sabiendo que podemos hablar otra forma que igual que no hablamos con los demás. Intuí (o creo que lo hice) que tenemos un sentido del humor similar. Hablamos de historietas de la infancia, de hospitales, compartimos más de un par de anécdotas.
Me pasé parte del día en el hospital, conocía a familiares entre ellos a la madre. También charlamos, contamos historias, anécdotas y te das cuenta de la otra parte historia. Otras impresiones, otros sentimientos, otras emociones.
Ha sido un día especial, un día que no olvidaré. Conocí a una persona con una gran sonrisa, una mirada clara y un corazón nuevo.

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