sábado, 4 de decembro de 2010

l@s niñ@s no se sienten enfermos hasta que les duele

Una de las cosas que me gusta decir, es que los niños no tenemos conciencia de estar enfermos hasta que algo nos duele, incluso un pinchacito.
Mirando las cosas con perspectivas, todo lo que recuerdo de mis estancias hospitalarias, varias de ellas largas, son cosas buenas y divertidas, las carreras en silla de ruedas, o con los palos de los sueros (antes no existían las vías de vacío y estabas enganchada al suero siempre para conservar la venita), los juguetes, la buenas enfermeras que se enrollaban y jugaban con nosotros, etc. La mayor parte somos de lo más felices, y cuando empezamos a tener conciencia no nos gusta ver a nuestras madres y padres tristes.
Madres y padres, que nunca os vean tristes o preocupados, los niños son siempre muy positivos y optimistas, pero se contagian del ánimo de sus progenitores, que nunca os vean con una lágrima en la cara.
Yo a mi madre nunca la ví, siempre la ví entera. Sé que lloró y lo pasó mal, pero yo siempre sabía que me iba a curar porque mi mamá estaba alegre porque me iba a poner buena.

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